Conoce los mejores lugares para vivir el Día de Muertos, desde Pátzcuaro hasta Oaxaca

MÉXICO.-El Día de Muertos, una de las celebraciones más icónicas y coloridas de México, es un momento para honrar y recordar a los seres queridos que ya no están.

El Día de muertos es sumamente rico en significado; y aunque la UAEH asegura que no se les debe poner ofrenda a los recién fallecidos, esta representa una gran conexión entre el mundo material y espiritual de las personas que creen en este día.

Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, esta festividad es una combinación de tradiciones indígenas y católicas, que se manifiestan en altares llenos de flores de cempasúchil, ofrendas de comida y música tradicional.

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A lo largo del país, la forma de vivir esta celebración varía, con un contraste notorio entre las ceremonias del norte y del sur. Mientras que en el norte se destacan los altares familiares y eventos más privados, el sur se caracteriza por sus festivales multitudinarios y vibrantes. Aquí te presentamos cinco de los mejores lugares para experimentar esta festividad en su máximo esplendor.

1. Pátzcuaro, Michoacán
   Pátzcuaro es uno de los destinos más emblemáticos para vivir el Día de Muertos en México. En la Isla de Janitzio, los habitantes purépechas realizan una ceremonia nocturna única, donde las familias navegan en el lago con velas encendidas, creando un espectáculo mágico sobre el agua. Esta tradición es un acto de respeto profundo hacia sus seres queridos, acompañado de danzas, rezos y altares cargados de colores y aromas que transportan al visitante a un mundo espiritual lleno de belleza.
2. Oaxaca de Juárez, Oaxaca
   En Oaxaca, el Día de Muertos es una fiesta popular que transforma las calles en un escenario de color y tradición. El 31 de octubre se inicia con las comparsas, desfiles llenos de disfraces y música que recorren la ciudad. Los altares se exhiben en casas y mercados, adornados con pan de muerto y mezcal, mientras las familias acuden a los cementerios para celebrar junto a las tumbas de sus seres queridos. La experiencia aquí no solo es espiritual, sino también una muestra de la rica gastronomía y el folclore oaxaqueño, que envuelve a los visitantes en un ambiente festivo y solemne a la vez.
3. Mixquic, Ciudad de México
   San Andrés Mixquic, en la Ciudad de México, se destaca por su “Alumbrada”, una ceremonia donde miles de velas iluminan el panteón mientras los asistentes recuerdan y honran a sus familiares fallecidos. Las familias instalan altares junto a las tumbas, acompañadas de música y platillos tradicionales. La comunidad local convierte esta celebración en un evento abierto, ideal para quienes buscan un contacto íntimo con la tradición y desean conocer la esencia del Día de Muertos en una de las ciudades más grandes del mundo.
4. Aguascalientes, Aguascalientes
   En el norte de México, el Festival de las Calaveras de Aguascalientes ofrece una versión diferente del Día de Muertos. Inspirado por el artista José Guadalupe Posada, oriundo del estado, el evento incluye desfiles de calaveras gigantes, música en vivo, teatro y altares temáticos. La tradición aquí tiene un toque más contemporáneo, y el ambiente es de fiesta y folclore, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes buscan una celebración vibrante y dinámica.
5. Xochimilco, Ciudad de México
   En Xochimilco, los paseos en trajinera toman un giro especial para el Día de Muertos. Las embarcaciones decoradas con flores y velas recorren los canales mientras se cuenta la leyenda de La Llorona, una historia de misterio que complementa la atmósfera de la celebración. Este sitio ofrece una combinación entre el misticismo de la tradición y el encanto de los paisajes naturales, haciendo que la experiencia sea ideal para quienes buscan una conexión profunda con la cultura y las leyendas populares.

Cada uno de estos lugares ofrece una perspectiva única del Día de Muertos, en la que las tradiciones locales, la gastronomía y las ceremonias logran transmitir el respeto y cariño que los mexicanos sienten por sus difuntos. Vivir esta celebración en sitios como Pátzcuaro y Oaxaca permite no solo comprender la importancia cultural de la festividad, sino también ser parte de un ritual que honra la vida y la memoria, de norte a sur en México.